sábado, 17 de junio de 2017

Marvel en los 90: Una breve reflexión de la época más oscura de la editorial.

Estos últimos meses en mi afán completista buscando conseguir todo el material publicado en España de la series regulares de los que yo llamo 9 grandes de Marvel, he podido leer diversos anuales de los 90 de las principales personajes de la casa. Su baja (a veces nula) calidad media me lleva a preguntarme qué pasaba por la cabeza de los editores para publicar algo así. Este post es una especie de ordenación de mis pensamientos al respecto.

Teniendo en cuenta solo el aspecto meramente creativo la idea de que los años 90 fueron para Marvel un desastre sin paliativos se ha consolidado como un mantra. Sin embargo la realidad es como siempre mucho más compleja de lo que los tópicos dictan, y lo cierto es que hay muchos elementos a tener en cuenta antes de acepta dicha afirmación como verdad innegable. Y es que para empezar los 90 son muchos años y Marvel una editorial demasiado grande como para aceptar una generalización de tal calibre. Partiendo de esta premisa lo primero que había que definir es que entendemos por los 90 para después poder explicar de dónde viene esta idea.

Cualquier división histórica que se quiera hacer tendrá mucho de artificial, ya que la historia transcurre de manera orgánica sin que las limitaciones temporales que se hacen sobre ella sean más que meras acotaciones para facilitar el estudio de los acontecimientos. Precisamente con ese fin creo que el periodo que va de 1992 a 1997 acota muy bien toda una era de excesos y viene a definir con claridad lo que fueron la esencia de los 90 para Marvel.

En 1992 se fundó Image Comics, un autentico terremoto para La Casa de las Ideas que la dejo descapitalizada de talento (esto es muy opinable) y de ventas millonarias (esto es indiscutible) ante la fuga de sus principales artistas, y lo hizo además creando un nuevo y feroz competidor por un mercado que entonces no parecía dejar de crecer, aunque pronto todo se desvelo como un gran burbuja. En 1997 se puso fin al experimento que fue Heroes Reborn jugada editorial por la que durante algo más de un año los principales héroes no mutantes ni arácnidos de Marvel pasaron a manos de dos de los principales protagonistas de la creación de Image: Jim Lee y Rob Liefeld. Una especie de círculo simbólico se cerraba y una nueva era se iniciaba.


¿Esto implica que todos los cómics que se produjeron en Marvel entre 1992 y 1997 fueron un desastre? Ni mucho menos, como decíamos antes Marvel es una editorial demasiado grande y 6 años son demasiados como para imaginar algo así. Ahí están el Hulk de Peter David, los Thunderbolts de Busiek y Bagley, el Ka-zar de Waid y Kubert o los Clandestine de Alan Davis por poner solo algunos ejemplos, para demostrarlo. Pero en esos años se juntaron una serie de factores que hicieron que sean recordados como los años más oscuros, creativamente hablando, de la editorial.

Gran parte de lo sucedido se explica en la reacción de Marvel a la fuga de sus estrellas y la consiguiente creación de Image, una reacción que por desgracia no paso por intentar realizar los mejores cómics posibles para hacer olvidar a los fugados si no que por el contrario se centro en dos elementos: buscar clones de mayor o menor calidad de los fugados, e inundar el mercado de colecciones intentado ahogar a los recién llegados, con más y más cómics que con el sello Marvel en la portada se entendía tenían mucho ganado de cara a situarse en las estanterías de las librerías especializadas.

En los 90 la era de la comunicación todavía estaba en pañales y la llegada de dibujantes internacionales era mucho más compleja de lo que hoy en día internet ha conseguido que sea, así el principal problema que se encontró Marvel de cara a su ambicioso plan de expansión, era la alarmante falta de talento para hacer frente a todos los cómics que estaban publicando. Y es que no había tantos guionistas y mucho menos aun dibujantes que pudieran tener el nivel suficiente para publicar en Marvel, es más muchos de los que si tenían ese nivel acababan dejando la editorial por Image con el fin de tener más libertad creativa, controlar sus creaciones y sobre todo los beneficios derivados de estas.

Esta ausencia de talento no pareció importar a una editorial empeñada en seguir con su estrategia costase lo que costase, lo que llevo por un lado a multiplicar las colecciones de las franquicias más populares sin freno aparente, mientras que por otro se sucedían las colecciones nuevas de personajes creados casi de la nada cuyo resultado creativo-comercial no era tan relevante como el hueco que iba a ocupar en la librería, hueco que así no iría a parar a un cómic de la competencia. Estamos hablando de colecciones como por ejemplo Darkhawk o Marta Plateada que en otro momento jamás hubiesen llegado a ver la luz y que en estos años superaron la treintena de entregas. Un símbolo de todo esto se vio en los anuales, donde (no solo) las historias de complemento se convirtieron en infames experimentos y campos de pruebas de auténticos horrores comiqueros con autores de los que nunca más se ha vuelto a saber.



En un mercado afectado por una tremenda burbuja especulativa (que como pasa siempre con estas cosas todos negaban) la estrategia de Marvel se rebeló estúpida y fue uno de los elementos (tal vez el menor, pero importante en cualquier caso) para la posterior bancarrota y subasta de derechos cinematográficos que tantos problemas causan hoy en día a la ya consolidada y muy rentable Marvel Studios (pero eso es otra historia). Como salida a todo esto, se intento retornar a los autores que había llevado a Marvel a ventas millonarias a principios de la década. McFarlane rechazo volver a Spiderman pero Lee y Liefeld si aceptaron la oferta de Marvel de relanzar con total libertad Los 4F, Iron Man, Capitán América y Los Vengadores.

El resultado fue comercialmente estimable pero muy lejos de los cifras de ventas de 1990-1992, los responsables del experimento no habían tenido en cuenta lo mucho de especulativo que las ventas habían tenido esos años y lo mucho que se había contraído el mercado del cómic comercial USA desde entonces. Desde un punto de vista creativo, más allá de su (escasa por lo general) calidad, el movimiento estuvo a punto de provocar un cisma en La Casa de las Ideas ante lo que muchos entendía como una traición a lo que Marvel debía ser, es curioso que esa polémica no se levantase anteriormente por las infames etapas que antes de Reborn estaban protagonizando Vengadores o Iron Man. Así las cosas apenas un año después del experimento Marvel decidió retomar el camino e inicio un relanzamiento con Heroes Return que culminaría años más tarde con el inicio de la era Jemas/Quesada y la recuperación definitiva de Las Casa de las Ideas hasta ser el gigante transmedia perteneciente al conglomerado Disney que es hoy, pero esa es también, otra historia…

2 comentarios:

Ismael dijo...

Únicamente te diré que ser lector de coles de Mutantes era como intentar escoger entre una peli de Chuck Norris y otra de Steven Seagal pensando que de todos modos tendrías entre manos una peli de artes marciales. Aunque en realidad ni Steven Seagal ni Chuck Norris hayan protagonizado una película de artes marciales en su vida; bueno, Chuck Norris se atrevió una vez, pero solo por ver en qué consistía eso de la depilación china.
Lo peor es que todavía me encuentro gente pagando cantidades inimaginables para hacerse con cosas de Scott Lobdel en viejas recopilaciones de Forum, tipo La canción del verdugo. Cierro los ojos como un excombatiente de Vietnan. Lo que ahí se dibujaba hacía parecer cualquier página de Gary Frank (en Hulk) como salida del estudio de un gigante de la historieta. Y el Hulk de Peter david, o lo que fuese el bicho aquel, daba a veces para más risas cuando las historias se inclinaban hacia el drama que cuando verdaderamente el guionista hilvanaba replicas chispeantes como parte de los diálogos. Y de entre la ristra de episodios o arcos argumentales sobre enfermedades, tema social que alguien había encontrado en Marvel para que Casa de las ideas pareciese la misma de siempre, con sus personajes apegados a la realidad y todo aquello, me acuerdo incluso hasta de Kevin Smith (¿todavía en 1998?) saliendo a guionizar aquello del informe médico de Karen Page. Para mí, estos son ejemplos que resumen la locura que debió de ser trabajar como editor en Marvel y recibir por encargo la producción de un potingue mezcla de lo que hacían los jetas de Image con esas historias a la Marvel que se diría como orientadas a recrear un cierto reflejo de la realidad.
No hay más que comparar la ropa y los uniformes que vestían los personajes Marvel durante los ochenta con el armario de los mismos durante los noventa. Todos esos complementos militares y forros térmicos tomados de algún videoclip espantoso. Voy a abrir los ojos ya.
Estoy seguro que compraron Malibu comics solo por volver a ver uniformes de superhéroes.

Ismamelón Sobrino

Fer1980 dijo...

Los mutantes y Lobdell, buff pesadillas varias aun hoy, xd. Por lo demás a mi el Hulk de David en todas sus facetas me parece cojonudo así que no comparto tu visión. El tema de Malibu da para otro post pero la clave estuvo en el color, claro.