miércoles, 10 de diciembre de 2008

Aniquilación Conquista, segundas partes siempre fueron buenas.

Tras el esplendor noventero de manos del siempre interesante Jim Starlin, la vertiente más cósmica de Universo Marvel llevaba varios años de capa caída hasta que en 2006 la editorial decidió lanzar el crossover Aniquilación, que entre otras cosas sirvió para poner de nuevo en el mapa a héroes como Nova, debido al éxito de público y crítica. Marvel no tardo en anunciar una secuela, secuela que hace apenas unos meses hemos visto concluir en España.

Siguiendo un esquema parecido al de su predecesora (un especial que habría el crossover y en este caso tres series limitadas que confluyen en la serie central), Aniquilación Conquista se diferencia de esta (entre otras cosas) en que mientras la primera supuso un relanzamiento de los primeros espadas de la vertiente cósmica marvelita, esta secuela se centra en personajes secundario, terciarios e incluso nuevos como es el caso del Fantasma que protagoniza una de las miniseries previas al evento en sí, a esto se añade que el éxito de la primera parte provoco que surgiera una nueva colección, Nova, que escrita por los mismos autores que Aniquilación Conquista,(Dan Abnet y Andy Lanning), formara parte activa del crossover, algo que no ocurrió en la anterior ocasión al no haber series regulares dedicadas a los personajes cósmicos, por último conviene también señalar que si bien en el anterior crossover casi todas las miniseries previas a la serie central tenían algo interesante que aportar, en este caso con la notable excepción de la de Starlord (que curioso, la única que Panini partió en dos tomos), no ha sido así y la mini central apenas si necesita nada de lo contado en las miniseries del Fantasma o de Quasar.

Tomando todo esto en consideración la principal virtud de Aniquilación Conquista es que pese a ser una secuela con todo lo que ello implica de falta de originalidad e incluso de oportunismo, consigue plantear una amenaza con la suficiente fuerza e interés como para no caer en el manido “y ahora lo mismo pero más grande” que puede llegar a cansar; así esta secuela se inicia apenas unos días después del fin de Aniquilación con un Imperio Kree (lugar en el que se ambienta la trama) aún recuperándose de las devastadoras consecuencias del conflicto, justo en ese momento cuando la pesadilla parece por fin haber llegado a su fin, surge una amenaza que en apenas unas horas se hace con el control de casi todo el Imperio al que aísla del resto del Universo, la Falange, que además de poner en jaque a los Kree parecen más que capaces de hacer lo mismo con todos los demás.

La amenaza de la Falange, una raza tecnorgánica dispuesta a acabar con el libre albedrío e incorporar a todo ser vivo a su hermandad, es rescatada de los noventa, cuando su conflicto contra los X-Men sentó las bases de lo que luego sería Generación X, sin embargo esta Falange se nos presenta algo cambiada, así pese a que parecen moverle los mismos fines, solo que a mayor escala, si permite cierto libre albedrío, siempre dentro de su control, en algunos de sus esclavos más poderosos con el fin de garantizar mayor eficacia.

En este punto se inicia la resistencia por parte de los pocos que han conseguido escapar al control de la Falange, así tenemos a Phyla Vell la hija del Capitán Marvel y heredera de las bandas quánticas de Quasar, quien ya tuviera un papel relevante Aniquilación y que ahora acompañada por su amante Dragón Lunar inicia una búsqueda clave para la resistencia, que se verá cuestionada por su falta de confianza ante el temor de no estar a la altura de los dos legados heroicos que porta, el Fantasma un Kree a medio camino entre la vida y la muerte y que pese a que solo busca su propia venganza puede ser clave para vencer a la Falange, ya que estos no solo son incapaces de controlarlo si no que están indefensos ante su poder, Starlord, quien sintiéndose culpable de la invasión (que propicio sin querer al llevar a los Caballeros del Espacio, infectados por la Falange, al corazón del Imperio Kree), liderara una misión suicida al centro mismo de la Falange acompañado por un grupo de frikis entrañables entre los que destacan, Mapache Cohete, Bicho o Mantis, Nova el cual se verá infectado por la Falange y tendrá que luchar al límite de sus fuerzas para no acabar corrompido por ella, Ronan que ahora emperador Kree y tras haber sucumbido inicialmente ante la red se muestra dispuesto a todo (incluso al genocidio) para liberar a su gente, Warlock otro ser tecnorgánico, exmiembro de los Nuevos Mutantes y que puede ser clave en la victoria, y Él que junto con el Alto Evolucionador será codiciado tanto por la Falange como por la resistencia.

Con estos mimbre Abnet y Lanning acompañado por un sólido y espectacular Tom Raney, trazan un relato que si bien deja algo lejos la épica de la primera parte, se muestra entretenido, atractivo y sobre todo sorpréndete, y es que descubrir que es Ultron quien está detrás de la Falange y que es él quien ha adaptado su comportamiento, supone no solo una sorpresa muy bien jugada si no que incrementa la cohesión del UM, da otro cariz a la primera saga de Bendis y Cho en los Poderosos Vengadores (clave para entender el actual estatus de Ultron), y permite ahondar en la motivaciones e intereses de un villano que siempre ha sido una amenaza mayúscula y que ahora se torna en universal; en fin un muy buen comic de superhéroes en el sentido más clásico del término, y que además deja un final muy interesante a la vista con la llegada de unos nuevos Guardianes de la Galaxia cuya colección espero con ganas.

Poco que añadir, si acaso una breve reflexión, este año ha sido un año de magníficos crossovers, (La Guerra de los Sinestro Corps, Worl War Hulk, Complejo Mesías y este mismo), lo que viene a demostrar que estos no son malos por sí mismos, y que todo depende de la presión editorial y las ganas que tengan los autores de contar una historia o de que se sucedan los golpes de efecto sin más.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Solo una pregunta, confio bastante, pero bastante en tu criterio, pero Tom Raney y espectacular no son palabras que jamas hubiese asociado sin un "malo" de por medio, durante cuantos numeros tendria que sufrirlo si decidiese leer la serie?

Pablo G. Naranjo dijo...

A mo Tom Raney en la miniserie no me ha parecido malo. Peor estaba en los Outsiders...

fer1980 dijo...

Si, desde luego no es mismo que el de los Ousiders o el de Ultimate X-Men, no se si será el color o la tinta pero aqui luce muy bien, por lo demás dibuja la mini central entera, que ocupa completo el cuarto y ultimo tomo.